APUNTES EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Los países cierran sus fronteras.

Fronteras que, como cicatrices sangrantes

necesitan puntos de aproximación.

Pero no es tan sencillo.

No lo pudo el Sol.

No lo pudo un invierno atroz.

Ni nosotros que vivimos confinados

hacia adentro de la piel.

Yo en mi isla.

Tú en un continente que lo contiene todo.

Metro y medio es la distancia física

entre mi respiración asistida

y tu electrocardiograma.

Mil millas es la distancia que apuntan

las brújulas que ya no funcionan

en los confines de la Tierra.

El Norte cayó en desgracia.

El Sur languidece.

Nada. Nunca.

Nada volverá a ser como antes.

Pero casi. Casi todo

volverá a resurgir.

El miedo es un factor de riesgo.

Sólo nos pueden salvar las batas blancas.

Díselo a aquellos que escriben versos

en las paredes sucias de esta ciudad gris.

Díselo.

Mientras todavía crezcan flores

en las grietas del cemento,

estaremos a salvo.

UN MAR DE PALABRAS

Puede una ahogarse en un mar de palabras.
Y aún así no encontrará las precisas.
Si fuera tan sencillo describir emociones todos seriamos poetas.
Las palabras vienen en olas, una tras otra, se agolpan. No dan tregua
el aire se vuelve denso, se estanca,no puedo respirar.
Llueven palabras.Llueven afuera y llueven por dentro. Llueven sin parar
Tengo un agujero en el medio del pecho del que salen más palabras.
Abro la ventana y las dejo escapar.
Que se las lleve el viento.
Ya no las necesito.

LAS COSAS ROTAS

Tengo todas las piezas
esparcidas por el suelo.
Son mis huecos,
mis esquinas,
la piel,
los tendones,
los huesos.

Esta tarde, de pronto,
me deshice sin quererlo.
No hubo accidentes fortuítos.
Simplemente me rompí
en mil pedacitos.

Yo no sé si funcionará
la cola de carpintero
en estos casos extraños
de recomponer vidas.
Las cosas rotas
aunque las recompongas
nunca quedan igual.

Quizás sería suficiente
con pronunciar las palabras mágicas.

Pegamento para el alma.